Tiempo de reflexión

  

Es tiempo de reflexión.

 

Mirando desde la ventana, con el vacío que provoca la mirada perdida,  intento resumir en pensamientos o sensaciones él por qué de todas las cosas que forman parte de la vida. Amigos que no volverán, compañeros de cuadrilla que desaparecieron por las embestidas de la vida, y sobre todo, ese miedo eterno que engendra la duda respecto a todo lo  que nos rodea, incluso para asumir el riesgo de quitar o dar la vida a un ser vivo. Me cuesta muchísimo trabajo caminar sobre la línea donde nace la creación y a su vez me asomo al abismo de la depresión.

 

¿ Es que todo se tiene que mover por el interés? ¿ Es que perdemos la memoria?

 

¿ Tan difícil se presenta la vida como para no hacer las cosas tan solo por la satisfacción de dar vida o felicidad? Y si esto es así ¿ Por qué nos volvemos tan ciegos para lo que recibimos en libertad, convertirlo en una obligación para el que dá?

 

Todo se vende, todo se compra. Que atrevimiento. Nos permitimos el lujo de hacer equivalencias tales como sentimiento a precio, alma a vender, vida eterna con pago anticipado. No entiendo nada.

 

Dios, el amor, la hermandad, la ira, la envidia, el sufrimiento, el dolor en la risa, la alegría en la muerte, la verdad a medias, el sueño en lo ajeno, y sobre todo, la falta de respeto con todo y todos los que nos rodean. No se trata de ponerle el cascabel al gato, si no por qué cojones siempre existe un motivo para tener que ponérselo.

 

Sigo mirando a través de la ventana, y la necesidad de abrir la puerta a no sé qué, es lo único que me mantiene tan inconsciente como para apartar el hecho final.

 

Tendré o no tendré derecho, pero siempre existirá la verdad de morir en el intento de no mentir ni al espejo.

                                                                    

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