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Sin lugar a dudas, pocos son los que dándose cuenta de lo que va
esta historia, la atraviesan sin llanto. Aún así, solamente
por fidelidad a ellos mismos se atreven a hacer frente a sus propios disfraces
que enorgullecen la debilidad de su humanidad.
Cada cuál sortilegia su futuro por miedo a lo desconocido, y ante
la impotencia, la involución crea camino, y la personalidad brilla
por su ausencia.
Difícil reflejar en simples palabras, la realidad de una vida reñida
entre la propia realidad y la imaginación, entre la imaginación
y la realidad. Vacilamos, envueltos por un medio que sin llegar ser el
nuestro nos esclaviza y nos domina.
Nos sentimos felices porque aspiramos a la felicidad; Poseemos porque
somos poseídos por el mundo que nos rodea. Sufragamos la vida con
nuestra propia vida y aún así no somos.
De paso, tan solo somos de paso.
Con capacidad de amar, pero ¿amamos? Con capacidad de soñar,
pero nos perdemos en nuestros sueños.
Lloramos mientras caminamos, imaginamos y no soñamos, vemos pero
sin sentir, y la vida nos lleva conformándonos con morir.
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